El minotauro, ensimismado, contenía el aliento y dejaba caer una lágrima a cada grito de Teseo. Su falta de hambre había salvado al muchacho, y ahora el muchacho lo podía salvar a él.
Asterión dejó de ver al horizonte y levantó la espada. Se dirigió al afortunado hombre y arrojó el arma a unos pasos de Teseo. El minotauro lo liberó de las cadenas y le dio la espalda a su pasado, para mirar, en algún lugar desprovisto de paredes, la inmortalidad.
miércoles, 28 de marzo de 2007
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4 comentarios:
qué? jeje.. no entiendo ve!
Lo que dije el otro día. Esa imagen fue una de las impulsoras para seguir con el mito, que fue parte de mi vida durante años, los de la tesis. Esa imagen y la pregunta a la que llevan la imagen, el mito y el personaje: ¿monstruos o héroes? ¿Respuestas? Siempre solos, rodeados de gente pero solos, en medio de un laberinto, esperando al redentor o a Ariadna, a ambos tal vez; héroes y monstruos todos.
Como sea, me emocioné al ver la imagen en tu blog...
Jaja... el cuadro de Watts es genial, ¿no? ¿Quién se imagina un laberinto con balcones y vista al cielo y al mar? En esa figura aburrida radica toda una relectura de lo clásico. El texto está bueno, Rupert, lo malo es que ya otro (jaja, un maestro) se inspiró en ese cuadro y escribió un cuento perfecto. De todas maneras, buen homenaje a Borges.
claroff... borges se me adelantó jeje. Por eso este es sólo un borrador. Y sí, la mayoria de lo qeu escribo es en homenaje a él... y a onetti también jeje.
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