jueves, 5 de abril de 2007

Cuenta Cuentos. HISTORIAS DE JULIO EGUIGUREM

No crecí queriendo ser como mis padres, sino como don Julio Eguigurem. Es por eso que entré en la política por la puerta de atrás. Sin apadrinamientos, casi de casualidad. Repitiéndome y repitiendo a todos lo mismo: “La política es un fiasco. Al igual que la democracia. ¿Realmente creen que estos sinvergüenzas hacen algo por la nación?”. Lo decía sin reparo de mis padres, convencido de que aquella frase me acompañaría a lo largo de mi vida. Hoy, sin embargo, creo que lo decía por temor a involucrarme en la lista de mis viejos y decepcionarlos. En realidad, por temor es que funcionaba el partido, o la política en general. Recuerdo que toda la ciudad temía al Partido Revolucionario de Reivindicación Ítaloamericana, el PRRI.

Las elecciones del 74´ fueron decisivas para el PRRI, y, además, marcaron mi futuro. Tenía 26 años y había sido confidente de las reuniones, supongo que de altísima relevancia algunas, entre mi padre, los banqueros, ministros y don Julio Eguigurem, el asistente de mi padre. Don Julio siempre lo acompañaba. No salía en la TV o en los diarios, sin embargo siempre estaba ahí, cargando las carpetas y contestando las llamadas. El día de cierre de campaña (mi padre aspiraba a la presidencia) la excitación y el estrés no cabían en la oficina. Don Julio, como poca veces, fruncía el ceño recorriendo los pasillos, ocultaba sus manos, se impacientaba. Asumí que su intranquilidad se debía al retraso de mi padre a la rueda de prensa planificada en la planta baja. El retraso era de casi una hora y mi viejo no salía de su despacho. Al irlo a buscar lo encontraron sentado en el sillón con una herida de bala en su cabeza. Ese año, Don Julio remplazó a mi padre y al año siguiente, gracias a un golpe de estado político auspiciado por el PRRI, Don Julio Eguigurem asumió la presidencia.

Hoy, su asistente soy yo. Y el cierre de una nueva campaña se anuncia con una rueda de prensa que lleva varios minutos de retraso.

1 comentario:

austro-boy dijo...

pega... bien guardado el suspenso hasta el final